Muestras de sangre, médula ósea, plasma, suero, ADN, ARN, células adultas y células madre (en cultivo, congeladas, fijadas, extendidas, en parafina, irradiadas…), pelo, uñas, heces, fluidos corporales (líquido cefalorraquídeo, orina, líquido pleural, sudor, saliva, lágrimas…) y cualquier muestra biológica de origen humano forman parte de los biorrecursos que pueden donarse para que los investigadores prueben nuevos fármacos y terapias que permitan a la Medicina ir avanzando y a las personas tener calidad de vida e, incluso, salvarla.