Estamos lejos de entender todos los mecanismos que rigen el funcionamiento del cerebro humano, por no hablar de los factores que desencadenan las enfermedades neurodegenerativas. El envejecimiento de la población ha hecho que la OMS haya marcado como una de sus líneas estratégicas principales el luchar precisamente contra estas enfermedades. Para ello resulta vital la labor llevada a cabo por los bancos de tejidos neurológicos.
Uno de los pioneros en España es el que coordinan el Hospital Clínico de Barcelona y el Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps). Aunque oficialmente no consiguió la autorización de la Generalitat para funcionar hasta 1992, la idea nació en 1989 en el marco de la Universidad de Barcelona, de la mano de Eduardo Tolosa y Félix Francisco. Han pasado 25 años desde entonces. Pero lo que resulta todavía más importante es que este banco ya ha llegado a la cifra de 2.000 donantes.
Éxito de donación
“Esta es una cifra muy importante comparada con otros bancos del entorno, incluso de otros países. Pensar que, en estos 25 años, 2.000 catalanes de diferentes hospitales y centros han donado su cerebro para la investigación biomédica creemos que es un hecho muy relevante” explica a DM Raquel Sánchez, coordinadora clínica del Banco y de la Unidad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos del Clínico.
La dificultad de poder conseguir muestras de tejidos neurológicos en vida, por los riesgos que esto conlleva, ha hecho que los bancos de cerebros hayan adquirido un papel fundamental para la investigación de enfermedades neurodegenerativas. “Acceder a lo que realmente está causando la enfermedad y ver como se producen los procesos fisiopatológicos en el cerebro, solo podemos realizarlo a través del estudio post-mortem del cerebro. Esto supone una diferencia fundamental respecto a la investigación de otras enfermedades como el cáncer”.
A pesar de estas dificultades, la investigación sobre estas enfermedades ha evolucionado mucho en los últimos años: se han descubierto nuevos genes que influyen en los procesos neurodegenerativos, así como el papel de determinadas proteínas o el uso de anticuerpos.
Sánchez no duda que en este desarrollo ha tenido un papel relevante el banco. “Ha cambiado mucho tanto el diagnóstico de estas enfermedades como las tecnologías empleadas. Y creemos que el banco ha ayudado a mejorar este conocimiento. Hay un retorno tangible, que es el número de publicaciones. Más de 20 publicaciones anuales se realizan con muestras de nuestro banco”.
No todas las ventajas pueden cuantificarse:”También existe un retorno intangible para los clínicos, para los médicos que vemos pacientes en el día a día, y es el aprendizaje. En el campo de las enfermedades neurodegenerativas notiene nada que ver cómo se diagnosticaban los pacientes en el año 1989, cuando se abrió por primera vez, a lo que conocemos ahora”.
Líneas de futuro
Aún se está lejos de poder curar enfermedades como el Alzheimer. Se ha avanzado en su conocimiento, pero falta entender todavía nuevos mecanismos fisiopatológicos y proteínas que puedan servir como diana farmacológica. Aunque ya se está investigando sobre alguno de estos mecanismos, los resultados obtenidos hasta la fecha no han dado los resultados deseados.
Los esfuerzos se centran en permitir un diagnóstico precoz y, sobre todo, lograr retrasar su desarrollo. “Sabemos que hay estudios hechos que demuestran que, si consiguiéramos retrasar la demencia en los pacientes con Alzheimer cinco años, su prevalencia se reduciría mucho. Curarla sería importante, pero si consiguiéramos retrasar la fase de demencia, el número de sujetos que estarían en una situación de dependencia bajarían a la mitad, y esto es un dato muy importante”.
En este sentido, una de las líneas que se pretende seguir dentro del banco es la consecución de tejidos de personas sanas. Durante los últimos años se han centrado en obtener muestras de enfermos de diversas enfermedades, con especial atención a aquellas más minoritarias. Sin embargo, el lograr cerebros sanos se ha visto ahora como una nueva prioridad. “Para estudiar los procesos patológicos muchas veces necesitamos sujetos que hayan sobrevivido a una edad avanzada sin presentar estas enfermedades. Una de las líneas que tenemos ahora es la búsqueda de donantes que hayan fallecido a edades mayores cognitivamente preservados, para intentar saber qué era diferente en sus cerebros que les permitió resistir estas enfermedades”.
Red de bancos en España
El Biobanco de Barcelona es uno de los pioneros, pero no el único que hay en el territorio nacional. En España existe una red formada por doce centros, adscritos todos a algún hospital. Galicia, Navarra, País Vasco, Murcia, Andalucía, Baleares, Asturias, Castilla y León, Madrid y, por supuesto, Cataluña son las comunidades autónomas que cuentan con algún banco de tejidos neurológicos. Esto permite una cobertura excepcional, ejemplo para muchos países de nuestro entorno.
Además del centro de Barcelona, también destaca en Madrid el Banco de Tejidos de la Fundación del Centro de Investigaciones Neurológicas (CIEN). Fundado en 2010, como consecuencia de la incorporación a la Fundación CIEN de la actividad desarrollada desde 1996 por el Banco de Tejidos para Investigación Neurológica de Madrid, cuenta con una excelente colección de cerebros. Son importantes también los bancos de Vigo y Pamplona.